martes, 24 de marzo de 2015

La finca maldita

¿Creíais que en Valencia no hay edificios malditos?



Llevo ya un rato pensando en cómo iniciar esta entrada. Me viene a la cabeza el tono y modo de expresarse de Íker Jiménez en Cuarto Milenio / Milenio 3, también algunas palabras como “misterio”, “muerte”, “paranormal”, “cementerio”, “almas” y “espíritus” luchan en mi mente intentando salir, cada una de ellas, con una frase lógica pero se atascan en mis dedos y no consiguen plasmarse correctamente. Así pues, creo que lo mejor es que empiece presentando la situación y, luego, las palabras irán saliendo solas conformando la narración de la historia.
Alejado del centro histórico de la ciudad de Valencia, ahora ya completamente integrado en la organización urbana, se encuentra el Carrer de Tres Forques (distrito Olivereta) y, por si alguien quiere ir a visitar el edificio objeto de esta entrada, se encuentra en el cruce entre Tres Forques – Pérez Galdós – Cuenca.





A simple vista parece un edificio normal, de una construcción algo curiosa, pero con una forma que dentro de lo que vendría a ser un edificio ubicado en la confluencia de tres calles pasaría inadvertido. Y es que por fuera no tiene mucho misterio y por dentro, una peculiar escalera triangular que ninguna casa de la zona tiene. Nada hace pensar mal de este edificio.
Construido en 1957, una placa del por entonces Ministerio de Vivienda anuncia que el inmueble está acogido a los beneficios de la Ley de 15 de julio de 1954. Muchos edificios en Valencia disponen de estas placas en sus fachadas, pero lo importante y que ya apuntaba maneras es el año de su construcción: 1957. ¿Qué ocurrió en 1957? La Gran Riada de Valencia (o La Riuà).
Previa a su construcción, cabe añadir que en el siglo XVII (1647) se produce una epidemia de peste que asola Valencia. A causa de esta epidemia se crean hospitales de campaña en las afueras de la ciudad. Antes ya había dicho que en la actualidad Tres Forques se encuentra integrada en la ciudad como un barrio más de ella, pero en el siglo XVII se encontraba a extramuros de la urbe, y allí se enterraron a los fallecidos por esta epidemia.
En el siglo XIX otra epidemia acude para diezmar a la población: el cólera. Nuevamente, se instalan hospitales de campaña en las afueras de la ciudad y, otra vez, exactamente en el solar donde siglos más tarde se construirá este edificio, excavan una fosa común para los caídos por el cólera. En este momento es cuando se acuña el término Tres Forques (Tres Horcas).
Recapitulando, el edificio se levanta sobre un solar donde se enterraron víctimas de la peste, muertos por el cólera y se construyó el año de la Riuà. La Gran Riada de Valencia dejó a su paso por la zona del edificio de Tres Forques 400 muertos.
Ahora vamos a empezar con su leyenda negra, y es que en este edificio han muerto varias personas (y algún que otro herido grave) desde 1968.




La vedette Gracia Imperio, bautizada con el sobrenombre de la artista de los ojos musulmanes, ya había debutado en el teatro de La Zarzuela de Madrid. Era una de las estrellas de la revista y las lentejuelas, una mujer explosiva que se codeó con Antonio Machín y triunfó en Madrid, Barcelona y Valencia.
Pero la muerte y el misterio llegaron la Noche de Todos los Santos. Al día siguiente, policías, alertados por el modisto de la vedette, entraron en la vivienda y hallaron las espitas del gas abiertas en la vivienda. Segundos después, encontraron los cadáveres de Emilia Argüelles (Gracia Imperio) y Vicente Alberto Artal en la bañera. ¿Suicidio, accidente o asesinato? LAS PROVINCIAS informó al día siguiente de la trágica noticia con un titular a tres columnas y letras mayúsculas: «GRACIA IMPERIO, MUERTA POR INTOXICACIÓN DE GAS».
Tiempo después, otro vecino del edificio, el cuñado de Mercedes Viana (la dueña del Mogambo Club y 11 pisos de la finca), falleció al arrojarse por el hueco de la escalera.
La cuarta víctima fue un joven de 18 años. Murió en su domicilio en el octavo piso tras consumir, presuntamente, drogas cuando celebraba su cumpleaños con sus amigos. Sus padres no estaban en casa.
El siguiente suceso se cobró la vida de una niña de dos años. La menor cayó al vacío cuando jugaba a saltar sobre una cama junto a una ventana. Su hermano también se precipitó cuando intentaba agarrarla.
Otra de las personas fallecidas residía en la puerta 15. «Era un hombre muy trabajador y educado», recuerda Pedro Rubio, un mecánico que tiene dos pisos en el inmueble. «Su madre llevaba varios días sin poder contactar con él por teléfono, y cuando vinieron para ver qué pasaba descubrieron el cadáver», añade el vecino.
En la década de los 80, un anciano se quitó la vida al lanzarse desde una de las viviendas del octavo piso de esta finca.
Se encontró un hombre mayor en avanzado estado de descomposición, muerto en su casa.
A principios del mes de Marzo de 2012, Edeleine, una joven brasileña de 32 años, tuvo una discusión con un individuo bajo los efectos de anfetaminas que la acuchilló y la arrojó por el hueco de la escalera.



Algunos vecinos aseguran que hartos de oír voces y ver sombras dentro de sus casas, decidieron venderlas y poner tierra de por medio, alejándose de tan enigmático edificio. Tal es el caso de C. L. , propietaria de un par de pisos de este inmueble que tuvo que marcharse ante las bajadas drásticas de temperatura, los sonidos de pasos en el parqué y la sensación de sentirse observada continuamente. Tal era el miedo que durante años tuvo que dormir con la luz del baño encendida para poder conciliar el sueño.

Fuentes:




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